Hoy me puse a pensar un montón de cosas. Ésto de ser malagente a tiempo completo me está perjudicando un poco. Como si me importara, toda mi vida me he reservado cosas. Estoy abstraído. Pienso, pongo cara de ojete, y murmuro "En definitiva, soy una mierda". Tengo ganas de cerrar esa parte de la conversación. Pero ella no. "No estarás siendo demasiado duro contigo mismo a la hora de juzgar?" me pregunta con un tono calmado mientras mantiene la taza de café entre sus dos manos y me mira desde el balcón. No respondo enseguida, la miro, miro mi taza de café, sumerjo la punta de la cuchara en la taza, y por lo bajo murmuro "puede ser".